Julio Iglesias tardó apenas 15 minutos en meterse al público en el bolsillo. Fue con los primeros acordes de su electrizante versión de "La gota fría" cuando el hielo terminó de romperse y las 5.000 personas que se dieron cita en Cambados para escucharle empezaron a vibrar.
El artista latino ofreció anoche en la plaza de Fefiñáns su único concierto del año en Galicia. Un espectáculo que sirvió para inaugurar por todo lo grande la 60 edición de la Festa do Albariño, y que atrajo a la villa arousana a gente de toda la comunidad.
Eran las diez y cuarto cuando Julio Iglesias hizo su aparición en el escenario, siendo recibido con una sonora ovación y gritos de "guapo, guapo". La primera canción, "Amor amor" ya arrancó los primeros bailes, aunque habría que esperar a "La gota fría", tras "Nathalie" y "Ni te tengo, ni te olvido", para que el público se metiese de cabeza en el espectáculo.
Sería un poco más tarde, sin embargo, con la archiconocida "Un canto a Galicia" cuando la complicidad entre espectadores y artista alcanzó una de sus cotas más altas de la noche, con miles de voces coreando al unísimo el estribillo de la canción.
Julio Iglesias fue fiel a su estilo, con un repertorio en el que se iban alternando los temas más melódicos y románticos con los que invitan a mover el esqueleto, como "Échame la culpa", y los tangos, como "A media luz", en los que la pareja de bailarines formada por Hernán Darío Gelosi y Soledad Andrea Fernández fueron los reyes del escenario.
Aunque no todo fue música y baile. Julio Iglesias compartió con el público gallego algunas reflexiones y soltó más de una perla, como cuando describió el tango como "la asociación más grande que tiene una pareja para tener un hijo en posición vertical". "Cuanta morriña -dijo tras "Amor, amor"-. Qué bonito volver a una tierra querida como es Galicia por tantas cosas que ustedes saben". También se refirió a la situación económica y social actual, afirmando que "venir por las carreteras gallegas hoy es un privilegio. Tenemos todo hecho" o que "tenemos que ser mucho más competitivos y tener mejores dirigentes".
El público volvió a encenderse como el "Derroche" de besos y ternura, ya en el tramo final de la actuación, aunque el delirio subió unos pocos grados más todavía con el "Me va, me va", que anunciaba ya prácticamente el final del concierto. No había tiempo para mucho más, y rayando ya la medianoche el artista accedió a las insistentes voces que le reclamaban un bis e interpretó de nuevo el "Me va, me va".
Julio Iglesias interpretó en Cambados cerca de una treintena de sus mayores éxitos de todos los tiempos, pues está promocionando un doble compacto recopilatorio que lleva el nombre de "1", y que es un repaso a lo mejor de su ya dilatada trayectoria artística. La plaza de Fefiñáns se abarrotó de público, y fueron cientos las personas que tuvieron que contentarse con escuchar el espectáculo desde la barrera, al agotarse las entradas poco antes de las diez.