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Julio Iglesias hace cantar de nuevo al presidente de Haití, Michel Martelly
29 de Diciembre de 2012
Por: Ramón Santos, Agencia EFE
 

Julio Iglesias ofreció hoy en el anfiteatro de Altos de Chavon de La Romana (este de República Dominicana) un concierto intimista en el que se dio el lujo de compartir escenario con el presidente de Haití, Michel Martelly.

Iglesias inicio su actuación bajo una noche fresca y húmeda en la que hizo varias alusiones a las relaciones entre la República Dominicana y Haití, los dos países que comparten el territorio de la caribeña isla de La Española.
Estas menciones obedecían a que su presentación fue ofrecida para recaudar fondos en favor de una institución presidida por la primera dama de Haití, Sophia Martelly, quien acompañaba a su esposo, al igual que el primer ministro del país, Laurent Lamothe, y la ministra de Turismo, Stephanie Balmir Villedrouin.

"Mi vida está muy relacionada a este país y me gustaría verlo crecer más rápido", dijo Iglesias en alusión a República Dominicana, antes de dirigirse a Martelly, quien estaba sentado en primera fila: "Presidente, Haití lo necesita a usted para salir adelante".

El multipremiado artista continuó su espectáculo con la canción "De niña a mujer" que -recordó- compuso para su primera hija, Chabeli.
Constantemente el cantante pedía la integración en el espectáculo del público que, gustoso, le complacía cada vez. El español tenia energía y le gustaba mostrarla en el escenario, al igual que sus tres hermosas coristas, que se paseaban sinuosas ante el público.

El intérprete de "Me olvidé de vivir" cantaba y hablaba y al hacerlo parecía contar sus propias vivencias. Iglesias lucía empeñado en que la gente conociera la historia de sus canciones, un lujo que un cantante como él puede darse.
"Me gustan los mundos donde no haya fronteras y menos para los niños", exclamó Iglesias antes de invitar al escenario a Martelly, a quien recibió con un fuerte abrazo.
Iglesias saludó a Martelly en francés y le expresó su gratitud por acompañarle en el espectáculo, a lo que el presidente haitiano, siempre sonriente, respondió: "Julio, permíteme practicar mi español", ante la carcajada de las 5.000 personas que llenaban el anfiteatro.

"Me gustaría saludar al presidente dominicano Danilo (Medina) y al canciller (Carlos) Morales, quienes están aquí presentes, así como al pueblo dominicano, al que mi país quiere tanto", agregó el excantante.
Un Martelly siempre sonriente, que agradeció al español su presentación, por ser a beneficio de los niños de Haití, conectó de inmediato con el público cuando dijo que siendo él un cantante toda la vida, jamás imaginó que un día estaría al lado "de un cantante llamado Julio Iglesias".
A continuación, Iglesias invitó a su ilustre compañero de escenario a interpretar la canción "Corazón, corazón", que cantaron en español.

Martelly lució una voz clara y firme y varias veces recibió la ovación del público, sobre todo por la segunda interpretación que hizo con el intérprete español.
Antes de cantarla, Iglesias y Martelly bromearon sobre sus respectivas esposas, quienes estaban presentes. El presidente haitiano se refería a que su esposa, antes de serlo fue su amiga, mientras que Iglesias respondió que la suya, primero fue su mujer y ahora es su amiga.
Entre risas y mutuos elogios pasaron a cantar "To all the girls I loved before" (A todas las mujeres que amé antes) que Iglesias hizo famosa con el estadounidense Willie Nelson.
Al terminar, el artista madrileño abrazó de nuevo a Martelly, quien se retiró luego de saludar al público, quien le rindió una nueva ovación.

El espectáculo continuó con el intérprete de "Hey" destacando las cualidades de su amigo, el famoso modisto dominicano Oscar de la Renta, quien estaba presente entre el público, al igual que la no menos afamada periodista norteamericana Barbara Walters.

Junto a ellos, entre los espectadores figuraban personalidades como el excandidato presidencial por el opositor Partido revolucionario Dominicano (PRD) y presidente de esa fuerza política, Miguel Vargas.
"Si Haití no progresa, la República Dominicana no progresa, aunque esto suene como otra lengua", señaló Julio Iglesias, quien continuamente emitió comentarios en favor de una mejor relación bilateral entre ambas naciones.
La exitosa actuación de Iglesias en República Dominicana concluyó con la canción "A mi manera", que provocó las últimas grandes ovaciones del público, agradecido por este singular espectáculo.
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Por: Ima Sanchís, La Vanguardia
 
Feliz y cercano, le gusta bromear con las cosas serias de la vida. Lo hace desde la terraza del Kempinski, en Praga. Más de 500 conciertos y 2.600 discos de platino y oro no le impiden aferrarse a lo bueno: "Los premios son literatura. Lo que estimula mi vida es organizarme las giras a mi gusto. Ser libre". Sus cinco hijos pequeños le acompañan, están escolarizados en casa. "Hoy tengo una vida familiar fuerte y bella". Cada treinta segundos suena una canción suya en cualquier rincón del planeta. "Lo bueno del éxito -dice- es tenerlo, y lo malo, perderlo". Más allá de la leyenda le define la voluntad: "He controlado mi mente a través de mi cuerpo: disciplina". El 4 y el 26 de julio actuará en el Liceu de Barcelona.

¿Habrá otra vida?
¡Ojalá! A mí lo que me da mucha pena es que sea tan corta, así que procuro alargarla.

¿Y cómo lo hace?
A base de disciplina: me cuido. La gente que cumple años es la que se abandona.

Si pudiera, ¿qué errores corregiría?
Me aproveché poco de mis padres, tenía que haber sido más generoso con ellos. De jóvenes somos despiadados: llamadas cortas, espaciadas, poca comunicación..., ahora ya es tarde.

¿Qué ha sido lo importante?
Mi gran compromiso arranca cuando tuve el accidente de coche, a los 20 años. Cuando uno comienza a volar, me pasé un año postrado y tres de recuperación. Tuve una paraplejia absoluta, estuve sometido a sondaje durante cuatro o cinco meses en una época en la que los tubos eran casi de cobre.

¿Qué recuerda?
Estaba boca abajo, no podía hablar, así que preguntaba a mis padres a través de los ojos si me iba a morir. Como sus ojos estaban llenos de angustia, pensaba que era el fin.

¿Qué aprendió?
Tuve que aprender de nuevo todos los movimientos, ser consciente de las órdenes que daba mi cerebro al dedo gordo del pie, así que aprendí a ejercitar la voluntad y la disciplina hasta el límite. Creo que eso es la vida.

¿Se levantó de esa cama siendo una persona nueva?
La vida se convirtió en un premio, ya no era gratis; y también la suerte llamó a mi puerta. Hay gente que nace para ajedrecista pero nunca se ha puesto ante un tablero.

¿Las circunstancias mandan?
Sí, a mí la vida me dio la posibilidad de ser un cantante malo, pero cantante. Un anestesista amigo de mi padre me regaló una vieja guitarra y me entretenía aprendiendo a tocar y componiendo canciones muy sencillas que cantaba a mis padres, a los que les parecían maravillosas, y yo me lo creía.

Eso tiene más delito.
Me fui a Londres a quitarme los complejos. Durante años estuve acomplejado, no me gustaba que me vieran caminando con dos bastones; y seguí tocando en los pubs como divertimento. Mi única preocupación entonces era recuperarme de la angustia.

Pues pasó de la angustia al éxito.
Nunca canté para triunfar, pero un día me escuché en la radio y me puse a buscar otras emisoras para ver si también sonaba.

Vanidad de vanidades.
El éxito es un regalo de la vida inmenso; hay gente que dice que le gustaría poder pasar desapercibida, pero al tercer día de anonimato ya no le gusta tanto la idea. A mí los focos me han dado muchas oportunidades. Ahora estoy aquí, sentado viendo las bellísimas torres de Praga, mañana en Budapest...

¿No es agotador?
Es agitador, hace que la sangre circule desde el corazón a cualquier parte de tu cuerpo a una velocidad diferente. Yo lo que quiero es que me dejen cantar hasta la muerte.

¿Qué ha sido lo difícil?
Andar, porque tengo afectado el equilibrio. Para poner el pie en la vida cada mañana debo pensar en no caerme. Y después convertirme primero en cantante y luego en artista. Y convencer a tanta gente.

¿Es falsa modestia?
Voluntad, perseverancia y disciplina me han traído hasta aquí, pero no lo escogí, nadie escoge nada en la vida.

¿Qué ha entendido del ser humano?
Todos lloramos igual, reímos igual, sentimos igual, nos morimos igual, pero por desgracia unos con muchos privilegios y otros sin ninguno. Nacer es lo más bello que existe y también lo más injusto.

Depende de dónde te toque, entiendo.
Tengo casi 70 años, he bebido vinos muy añejos y he tenido conversaciones muy largas, pero he sido muy dado a la superficialidad. Sobrevivir a tantas tonterías dichas tiene mucho mérito.

¿A qué teme?
A la muerte, y como no puedo comprar tiempo lo que hago es ganarlo con reflexiones más intensas, con miradas más generosas, sin juzgar nunca más, diciendo más síes que noes, sacudiéndome antiguos radicalismos, entendiendo más a los otros y comunicando más con menos.

Eso ha sido profundo.
Mi gran teoría es que uno nace sin destino pero con una circunstancia, lo que hagas de ella es cosa tuya; hay quien con lo mínimo llega al máximo, y quien con todos los recursos llega al mínimo.

¿Qué le ha decepcionado?
Nada, sería injusto que habiendo ganado batallas como la de volver a nacer estuviera decepcionado; pero hay millones que sí tienen derecho a estarlo y a protestar.

¿Qué hace por los demás?
He colaborado 21 años con Unicef, he recorrido campamentos de refugiados por medio mundo, en un coche, con aire acondicionado, viendo niños desnutridos, y he querido parar pero no ha podido ser. Luego, al cabo de cuatro días, empiezas a despreocuparte.

Me sorprende su sinceridad.
Si tuviéramos todos mayor conciencia, no nos gastaríamos el dinero en porquerías, sino en alimentar al que se muere de hambre.

¿Cómo se conquista a una mujer?
Aprendiendo de ella.

Pues ha aprendido usted un montón.

Yo no he estado con muchas mujeres, sino que he tenido muchos amores.
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